martes, 3 de abril de 2018

Fragmento de 'Caminos cruzados' (del capítulo uno).

Una vez en casa, la quinceañera se sentó a la mesa cabizbaja; su padre ya conocía la noticia de su embarazo y ella sabía que en cualquier momento comenzaría a interrogarla con más insistencia que su madre, así que evitaba enfrentar su mirada. No tardó en llegar Leila justo a tiempo para almorzar con ellos; Carmen la había llamado y le había explicado la situación pidiéndole algún tipo de ayuda, pues Mohamed había puesto el grito en el cielo cuando ella le había contado lo que ocurría con la hija de ambos. El hombre frunció el entrecejo al ver allí a su hermana, no sabía que almorzaría con ellos pero supuso que su esposa pretendía calmar los nervios de él al hablar con su hija. Para Arelí supuso un refuerzo de sus ánimos el simple hecho de ver a su tía sonreírle mientras se sentaba frente a ella y lo agradeció en silencio. Al cabo de un rato, se inició una conversación entre los tres adultos, en la cual Mohamed y su hermana hacían preguntas a Carmen acerca de lo que el médico le había dicho esa mañana; en realidad era Leila quien hacía casi todas las preguntas mientras que el padre de la chica intervenía muy poco pero escuchaba con atención. La adolescente también escuchaba atentamente pero sin dirigir la mirada hacia sus padres; aunque no tenía apetito, se obligaba a masticar y tragar la comida en espera del sermón de su padre.
— Oh, ni había pensado en... ¿de cuánto está? —preguntó Leila.
— De unas diez semanas...
— Eso está dentro del límite... —intervino Mohamed. Las dos mujeres lo miraron esperando que explicara a qué se refería—. Para abortar.


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domingo, 18 de marzo de 2018

Condiciones...

- Lo primero, esto no volverá a suceder -me dijo, y esperó una respuesta por mi parte. Asentí en silencio-. Lo segundo... nadie se enterará jamás. Seguiré con mi marido y tú con tu esposa, nadie tiene por qué saber esto.
- ¿Puedo poner yo mis condiciones?
Meditó apenas un instante. Luego, asintió.
- Me parece justo, sí.
- Cállate -le dije, casi como una orden. Y la besé.


Antonia Alemán (fragmento de un relato, 2018)

viernes, 2 de febrero de 2018

Karma en el agua

Estaba cansada, pero aún tenía que caminar un poco más. Acababa de dejar el coche de la empresa y tenía que llegar al mío. La lluvia de aquel día había sido molesta, había entorpecido mi trabajo por momentos y, la verdad, también había conseguido desganarme un poco. Pero, ahora, las nubes descansaban, ya había acabado la jornada y, por fin, me iría a casa. Una buena ducha relajante era lo que más me apetecía.
Sonreí para mí misma al ver el gran charco que se había formado cerca de mi coche.
- No estaría nada mal pasar por encima del charco con el coche, justo cuando pase alguien caminando al lado -pensé traviesa.
Y terminando de escuchar en mi mente aquellas palabras, un vehículo pasó por mi lado, sobre el charco, a la velocidad suficiente como para que el agua volara hacia mí, mojándome de arriba a abajo.
Por un instante, permanecí quieta, incrédula. Luego, quise enfadarme con el conductor.
- Bien bonita me ha dejado -le reproché. Y tuve que reír para mis adentros: mi divertida idea se había vuelto contra mí misma, y ya no era tan divertida.

Antonia Alemán, febrero de 2018